LO QUE APRENDIMOS DE LA GALA DEL MET 2025: CINCO CLAVES PARA TENER EN EL RADAR

La Gala del Met es como una buena película, así que antes de opinar a la velocidad de la luz, vale la pena detenerse, mirar con atención y analizar. Para eso, decidí invitar a Carlos Mario Cano, —magíster en ciencias políticas, PhD en ciencias sociales y humanas, y toda una autoridad en estudios del cuerpo, estética contemporánea y sociología de la moda— y juntos reflexionamos sobre lo que hubo más allá de la alfombra azul.

Este artículo no es un resumen ni un top de mejores vestidos. Es una invitación a ir más hondo, a leer las narrativas detrás del espectáculo y quedarnos con cinco reflexiones y claves que vale la pena tener presentes (hay muchas más). Porque la moda —como siempre— no solo se ve… se piensa.

Mira y escucha aquí el podcast que originó este artículo:

Como ocurre desde hace varios años, este primer lunes de mayo se llenó de glamour y moda por cuenta de la Gala del Met.  Un evento que inauguró de manera oficial la exposición de la primavera 2025 del Instituto del Traje.  De hecho, el Museo Metropolitano de Arte había anunciado desde octubre del año pasado el tema de la exposición: Superfine: Tailoring Black Style; inspirándose en el libro de Monica L. Miller Slaves to Fashion: Black Dandyism and the Styling of Black Diasporic Identity.  De igual forma, dio a conocer el dress code para el evento: Tailored for you.

De izquierda a derecha: Colman Domingo, A$AP Rocky, Lewis Hamilton, Pharrell Williams y Anna Wintour; los anfitriones de la Gala del Met 2025.

Para empezar, tengamos en el radar la frase con la que Monica L. Miller inicia su libro: Slaves to Fashion; “Para los negros vestirse siempre ha sido vestirse en contra de algo”.  De entrada, hay un planteamiento político, porque recuerden que vestirse siempre ha sido para todas las personas, sin exclusión, una declaración frente al mundo; recuerden: vestirse en sí mismo es un acto político.  Desde aquí la exposición y la gala ya proponían una conversación en esta línea, una invitación a unirte a través del dresscode que, aunque fue “abierto”, ya tenía un intertexto que, al mismo tiempo, era la oportunidad para homenajear, reflexionar y enaltecer.

1. El poder del dandy

Un concepto clave para entender lo que ocurre en torno a la exposición y la gala es el concepto de Dandy, el cual apareció en el contexto de la élite inglesa durante la regencia de este reino a principios del siglo XVIIII y, contrario a lo que nos imaginamos, era usado como un término muy despectivo para referirse a aquellas personas que estaban desclasadas, es decir, aquellos que no pertenecían a la élite inglesa; pero que asumían su vestuario, su manera de hablar, de comportarse y todos aquellos gestos y maneras que configuraban el vestuario de esta élite. A esas personas se les llamó dandies (plural en inglés, singular en inglés dandy y dandi en español). En este orden de ideas, es muy interesante ver cómo el dandismo y lo político se unen como actos de resistencia y ruptura de códigos de clase, de raza y de género, pues vale la pena anotar que la feminización del cuerpo está muy asociada al dandismo. Una perfecta lectura del dandismo es de Virginia Wolf y su apreciación sobre Brummell, un dandy de su época, ella decía: “Brummell no se viste para agradar, sino para dominar”.

    2. La alteridad Vs la otredad

    Para leer muchos de los looks de la Gala es importante tener clara la diferencia entre la otredad y la alteridad. La otredad es la manera como yo nombro al otro, pero lo nombró desde el estereotipo de lo exótico, lo nombró de forma caricaturesca; es decir, hay una intención de superioridad sobre el otro. Mientras que la alteridad es nombrar al otro, respetándole su singularidad, pero entendiendo que detrás de esa singularidad compartimos la misma humanidad, somos iguales, entonces la manera de nombrarlo no es ni desde lo exótico ni desde lo caricaturesco ni el estereotipo.  En el caso en particular del traje de Janelle Monáe, para el que unieron fuerzas Thom Browne y Paul Tazewell, la alusión directa es, especialmente, a los cantantes de blues y jazz de principios del XX; quienes usaban el frac para cantar en los restaurantes donde los dejaban entrar, pues llevar ese código de vestuario era la única manera de ingresar a esos lugares. Pero como no tenían dinero para la seda y para los paños ingleses, les pedían a los sastres afros que les hicieran el traje con telas burdas, lo que se convirtió en motivo de burlas y caricaturización, pero los afros tuvieron la capacidad de darle el giro a sus looks, tanto así, que este tipo de traje se convirtió en un elemento reivindicativo.

    3. Los papuchos y su relación con la cultura afroamericana

    Los papuchos eran una comunidad marginal en Estados Unidos, conformada en su mayoría por chicanos, es decir, descendientes de mexicanos, pero no se consideran mexicanos.  Ellos, tomaron el referente estilístico del Zoot Suit un traje sobredimensionado, que se popularizó entre la comunidad afroestadounidense, particularmente entre los músicos de jazz de la década de 1930. El homenaje que hace Willy Chavarria con su traje y el de Maluma, tiene un ingrediente muy simbólico y es el uso del color rosa. Aquí es importante recordar que a principios del siglo XX en los Estados Unidos y en Europa era normal que los niños los vistieran de rosado, ese era el código; sin embargo, con el paso del tiempo el rosado terminó siendo un color femenino.  Para la Gala el diseñador decide usar un total look rosa, que evidentemente no es gratuito, por aquello de romper con el código y hacer homenajes tácitos, por ejemplo; a Oscar Wilde, que solía vestirse de rosa.  En el caso del look de Maluma, el rosa aparece como un acento en forma de ornamento en su sombrero. Así que esta dupla lo hizo impecable y, sin duda, el homenaje, desde muchos frentes es contundente y bello.

    Willy Chavarria y Maluma la pareja que conectó a la perfección el tema de la noche con la comunidad latina en Estados Unidos.

    4. Los homenajes a André Leon Talley y Virgil Abloh


    La Gala también fue la oportunidad para rendir homenaje a varios personajes de la industria, entre ellos André Leon Talley, periodista, editor y director creativo. Sobre él, Anna Wintour expresó: “Era un dandy entre dandys”. Como dato adicional, vale la pena recordar que la tensión entre ambos fue alta durante los últimos años de vida de André. Sin embargo, este evento lo recordó en varias ocasiones, no solo por su legado, sino también por su cercanía con muchos diseñadores. Es el caso de Carolina Herrera: la firma que vistió a Anne Hathaway. Su director creativo, Wes Gordon, revisó el archivo personal de André y encontró su emblemática colección de camisas blancas, una prenda insignia y código clave de Carolina Herrera. Así, el diseño que llevó Hathaway fue uno de esos looks que no fueron explícitos, pero sí perfectamente alineados con los márgenes del dress code.

    Por su parte, Michael Kors creó un diseño para la modelo Ugbad Abdi como una alusión directa a André Leon Talley y sus acostumbradas capas extravagantes, llenas de teatralidad y carácter. Otro nombre que también estuvo presente en varios homenajes fue el de Virgil Abloh, fundador de Off-White y primer afroamericano en dirigir la emblemática casa Louis Vuitton. Precisamente, Pharrell Williams —actual director creativo de la firma— diseñó un conjunto hecho a la medida en satén azul claro con flores bordadas y un abrigo largo, inspirado en la sastrería masculina y en su antecesor: Virgil Abloh. Por su parte, La La Anthony eligió un diseño de Off-White para rendirle tributo al diseñador.

    5. La jugada política y comercial de Anna Wintour

    En esta oportunidad, la directora en jefe de Vogue y su equipo tomaron un riesgo bastante alto: abordaron un tema político para la exposición y, por ende, lo conectaron con la Gala, en un momento en el que los ojos del mundo están puestos con atención en lo que sucede en Estados Unidos. Así que ella, con enorme rigurosidad, delegó el contenido curatorial del evento en expertos —en este caso, Monica Miller—, puso la conversación en el radar, una conversación que estaba “pendiente” en la sociedad norteamericana y, de paso, nos pone a todas y todos a hablar, opinar, investigar y enfocarnos en el tema.

    Adicionalmente, logró que las grandes marcas de lujo se movieran en torno a la exposición y la Gala, en un momento en el que la industria del lujo atraviesa un declive, pero que cada vez más le apunta al movimiento del streetwear como lenguaje aspiracional y segmento a conquistar —una suerte de refresh del lujo. Virgil Abloh lo tenía claro, Louis Vuitton lo sabía, y de ahí que la presencia de Pharrell Williams hoy en la firma no sea gratuita, ni tampoco la de creadores como Nigo en Kenzo. Así las cosas, poner este tema en la conversación dentro del nicho por excelencia del streetwear mundial no es casualidad. Anna Wintour es muy inteligente y no da puntada sin dedal.

    La editora en jefe de Vogue y quien tuvo a cargo la organización del evento de moda más importante del año.

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