Si de ironías se trata el vestuario de Saltburn las plasma literalmente:
En una de las escenas, uno de los miembros de la familia Catton le señala a Oliver que las las mangas del traje que alquiló, le quedan largas. Una alusión que no sólo se refiere a un problema de talla, sino a un asunto de posición social.
Al respecto, Emerald Fennell, la guionista y directora, explicó en una entrevista que la ropa de este filme resulta determinante, pues es un mecanismo de conexión para estar integrado en un grupo. Textualmente, afirmó: «esta película pone de manifiesto una gran verdad de las diferencias de clase de la sociedad británica: que cuanto menos se emperifolle uno, más dinero tiene».
De igual forma, Sophie Canale, la diseñadora de vestuario de la película, expresó: “todas las prendas de Oliver son copias baratas de lo que deberían ser, y todas la de Felix, uno de los protagonistas, son de marca y de mejores tejidos. Quería que Felix llevara su ropa de modo informal y despreocupado, y que a Oliver se viera muy rígido con la suya». Para Sophie esta fundamental que el vestuario de Felix debía transmitir la cotidianeidad de su uso y la de Oliver tener un aspecto almidonado, como recién estrenado, que él se viera como si estuviera empaquetado, es decir, que se percibiera claramente que acaba de ir a la tienda, comprar o alquilar su ropa y quería transmitir que se siente un poco incómodo con ella.