Catalina Echeverri solía tener un sueño recurrente cuando dormía: ella veía cómo sus manos crecían y se convertían en extremidades gigantes. Ese mensaje de su inconsciente derivó en la importancia que Catalina le daba a su habilidad manual y su capacidad para materializar ideas a través de sus manos. Fue así como decidió tomar algunos cursos de joyería, una labor que pronto pasó de ser un hobby a una suerte de espacio meditativo, en el que Catalina plasmaba su sensibilidad y su talento innato para este oficio. De hecho, la pasión por la joyería transcendió en la vida de Catalina y hace doce años creó el proyecto de Pilú y gracias a la acogida y paulatino crecimiento, tres años después, lo configuró oficialmente como una marca.
Sobre Pilú, debo destacar tres aspectos claves. El primero es el perfil de Catalina, pues ella reúne la creatividad necesaria para desarrollar una propuesta con identidad, pero además, su experticia como administradora ha sido un punto a favor para gestionar la productividad y los números de la empresa. El segundo aspecto está orientado al propósito de la marca, que tiene como trasfondo la idea del bienestar, que más allá del tema ornamental, se traduce en el positivo impacto social que la marca tiene en las mujeres cabeza de familia que trabajan para este proyecto. El tercer aspecto tiene que ver con el principal referente inspiracional de Pilú: la naturaleza y, la forma particular y sutil manera cómo Catalina ha plasmado la flora y la fauna que sus ojos registran.
Actualmente, Pilú se ha convertido en el trabajo de tiempo completo de Catalina, justamente, en esta entrevista ella nos contó sobre esta decisión, sobre la filosofía de la firma, compartió algunas historias que han dado como resultado piezas o colecciones icónicas para la marca, pero además nos permitió conocer su taller, nos habló de su proceso creativo y, por supuesto, nos presentó a quienes trabajan junto a ella. Los invito a visitar el universo y los habitantes de Pilú.
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Fotografía: cortesía Pilú
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