NAN GOLDIN FOTOGRAFÍA LA NUEVA CAMPAÑA DE GUCCI

Les confieso que Sabato De Sarno empieza a ganarse mi corazón, no solo por la colección que a cargo de Gucci presentó hace unos días durante la Semana de la Moda de Milán, sino por las jugadas claves que está realizando como director creativo de la firma italiana; me refiero exactamente a la elección de la fotógrafa Nan Goldin para We Will Always Have London, la reciente campaña de Gucci. 

Autorretrato de Nan Goldin en 1998

Para los que no la conocen, Nan Goldin es una prestigiosa fotógrafa norteamericana, su relación con la fotografía se inició a los quince años cuando empezó a disparar su primera cámara, una Polaroid, que usó para hacerse autorretratos y registrar su entorno. De ahí en adelante su relación con la fotografía se ha extendido, entregándonos una de las miradas sobre la vida cotidiana y la contracultura estadounidense más interesantes y potentes de las últimas décadas. La naturalidad para abordar la intimidad, empezando por la de ella misma, es un paradigma estético y documental que la ha puesto en la cima de la fotografía contemporánea.  Su obra no solo incluye el registro de su turbulenta vida personal, también del mundo que la ha rodeado en Nueva York, ciudad en la que se radicó desde 1978.  El trabajo de Goldin, incluye numerosas exposiciones, publicaciones y reconocimientos.

Gucci define esta campaña y fashion film como una historia de lugares, personas y momentos; todos en la lógica de la cotidianidad y el intimismo de la estética que Sabato De Sarno empieza a crear.

Ahora bien, que Sabato De Sarno empiece a darnos puntadas claves acerca de sus inclinaciones estéticas, trayéndolas al universo de Gucci, sin duda, inicia una configuración del rumbo de la firma.  Esta nueva campaña trae consigo a Nan Goldin fotografiando a Debbie Harry, un ícono musical de la cultura pop estadounidense, muchos sabrán que Harry lidera la reconocida banda Blondie, cuyo auge se centró durante los setenta y ochenta. Gucci decidió crear un nuevo bolso en honor a la cantante; el Gucci Blondie. 

Aquí es importante anotar que las firmas de moda no suelen hacer este tipo de concesiones con facilidad, es decir, ponerle nombres de personas famosas a los bolsos, pero ocurren y, con mayor razón, los convierten en verdaderos objetos de deseo; como ejemplo de esto tenemos el Birkin de Hermès, que tomó su nombre de la actriz y cantante Jane Birkin, de hecho, se diseñó para ella. El Kelly de Hermès, el cual originalmente no tenía ese nombre, pero que se cambió cuando la princesa Grace Kelly lo lució; otro caso es el Jackie de Gucci, el cual también asumió este nombre porque la exprimera dama de los Estados Unidos, Jackeline Kennedy, hizo de él su favorito.

La dirección creativa del fashion film estuvo a cargo de Sabato De Sarno y la dirección tuvo como coequiperos al fotógrafo y cinesasta francés Benoît Delhomme junto a Nan Goldin,

El nombre de la campaña We Will Always Have London, también es un verdadero guiño estético, en este caso a la película Casablanca, una joya de la cinematografía filmada en 1942 y protagonizada por Ingrid Bergman y Humphrey Bogart, quienes se encargan de darle vida a uno de los romances más memorables del cine. En uno de los diálogos de la película, quizás el más emocional, Bogart le dice a Ingrid Bergman: «We Will Always Have Paris».  Así que Sabato De Sarno, lo que decide es parafrasearla y darle un giro, el resto es una completa historia que tiene como hilo conductor a la nueva colección, la campaña realizada por Nan Goldin y protagonizada por Debbie Harry, además de un fashion film dirigido por Benoît Delhomme junto a Nan Goldin, en el cual el abordaje no podía ser otro que la intimidad y las referencias estéticas citadinas londinenses, escenas llenas de humanidad, cotidianidad y moda.

El resto se trata solo de disfrutar este maravilloso momento que nos regalan tantos talentosos creativos juntos, mientras se unen la moda, la fotografía, la música y el cine.

¡Cuéntame cómo te parece la nueva mirada de Gucci, me encantaría leerte en los comentarios!

I´m just Ken

El traje que Ryan Gosling lució en su show durante los Óscar fue un diseño de Gucci, esta versión tenía pedrería bordada, que le dio esa apariencia de brillo, además lució guantes. Un paralelo con los brillantes y los guantes que Marilyn Monroe lució en la escena referente de película de Los caballeros las prefieren rubias.

No hay duda, la presentación de Ryan Gosling durante la ceremonia de los premios Oscar, ya pasó a la historia como una de las más emotivas y de mayor recordación en los últimos años. Este show merece un capítulo aparte, pues no solo fue el performance de una canción que ya es un hit y un himno salido de la banda sonora de Barbie, también fue la unión del cine, la música y la cultura pop.

Dos símbolos de la cultura pop norteamericana: Ken y Marilyn Monroe, unidos por la moda, el cine y la música.

Para empezar, bendito sea el cine que nos da escenas hermosas y memorables para recordarlas y, en el mejor de los casos, homenajearlas. Tal y como ocurrió en esta gala, el show de I´m just Ken tuvo como referente a la escena de la canción Los diamantes son los mejores amigos de las chicas de la película Los caballeros las prefieren rubias. Un clásico del cine del Hollywood de los cincuenta; la escena original está protagonizada por Marilyn Monroe quien luce un vestido strapless color magenta y despliega lo mejor de sus dotes actorales y musicales para darnos un momento que ha sido emulado una y otra vez, para la muestra, solo basta hacer flashback y recordar el video de Material Girl de Madonna.

El vestido que Marilyn lució en esta escena y los de toda la película fueron diseñados en 1953 por  William Travilla.

Ahora bien, el show de Ryan Gosling durante los Óscar recreó la escenografía, el vestuario e incluso la coreografía de una escena clásica del cine, pero además, hizo el paralelo entre dos personajes claves de la cultura pop norteamericana: Marilyn Monroe y Ken. Ambos, subestimados por muchos, pues no hay que olvidar el lastre que Marilyn vivió por cuenta del rótulo de su belleza y, en consecuencia, sus enormes esfuerzos por demostrarle a la crítica y el gremio del séptimo arte, sus capacidades actorales y, por supuesto, su inteligencia. Por su parte, la historia de Ken está determinada por Barbie, es decir, Ken es una consecuencia secundaria de Barbie, punto que en la película de Greta Gerwing queda claro, tanto así, que precisamente la transformación de este personaje se roba el show durante el film: su despertar al mundo real, su búsqueda de identidad, su humanidad y su vulnerabilidad a partir del concepto del patriarcado, lo convierten en un ser encantador.

Un momento culmen durante el show: Ken y Slash juntos en el escenario, porque el brillo del rosa y el negro del rock, hicieron match en los Óscar

Durante la transmisión del show todos estábamos pegados de las pantallas extasiados viendo semejante montaje, divirtiéndonos al máximo con la canción, los bailarines y cada gesto del guapísimo Ryan Gosling. Mientras tanto, al interior del teatro Dolby de Los Ángeles, donde ocurría el evento, los asistentes de pie estaban bailando y gozando la mejor actuación de la noche. Martin Scorsese se puso de pie, no se perdió ningún detalle y aplaudió, una escena que quedó registrada en las redes de su hija Francesca, quien también disfrutó aquel momento y, más aún, cuando a Ryan Gosling y su grupo de bailarines, se unió en el escenario Slash, guitarrista de Guns N’ Roses, quien en sí mismo es un símbolo del rock y su presencia tiene la virtud consagrar momentos musicales de cuenta de 25 segundos de un solo de guitarra.

Las redes sociales se llenaron de diferentes escenas y puntos de vista de la presentación de Ryan Gosling. Aquí Francesca Scorsese grabó las reacciones de su padre Martin, durante el show.

Después de la celebración número 96 de los Óscar, nos llevamos un momento que rápidamente se viralizó y, no precisamente porque un marido enfurecido le diera un puño al presentador de turno en una transmisión en vivo, sino por cuenta de la suma de referentes estéticos, cinematográficos, musicales y culturales del siglo XX en pleno siglo XXI. Me emocionó ver cómo las redes sociales, esas en la que la gente poco lee, se inundaron de imágenes del show de I’m just Ken y, cómo paulatinamente, los aterrizajes de lo que allí pasó, probablemente remitió a muchos centennials a leer e indagar sobre lo que vieron. Eso ya es un logro. Por ahora, quedemos con Ken y su gran mérito: convertirse en una estrella a partir de su humanidad.

Los dejo con un tema que ya muchos amamos: I´m just Ken, disfrútenlo y denle play cada vez que busquen razones para reconciliarse con lo que son:

Las mangas del traje de Oliver

Esta escena entre Oliver y Farleigh es lo suficientemente diciente para entender cómo el vestuario de Saltburn es un elemento clave en el desarrollo de la trama.

Si de ironías se trata el vestuario de Saltburn las plasma literalmente:
En una de las escenas, uno de los miembros de la familia Catton le señala a Oliver que las las mangas del traje que alquiló, le quedan largas. Una alusión que no sólo se refiere a un problema de talla, sino a un asunto de posición social.

Al respecto, Emerald Fennell, la guionista y directora, explicó en una entrevista que la ropa de este filme resulta determinante, pues es un mecanismo de conexión para estar integrado en un grupo. Textualmente, afirmó: «esta película pone de manifiesto una gran verdad de las diferencias de clase de la sociedad británica: que cuanto menos se emperifolle uno, más dinero tiene».

De igual forma, Sophie Canale, la diseñadora de vestuario de la película, expresó: “todas las prendas de Oliver son copias baratas de lo que deberían ser, y todas la de Felix, uno de los protagonistas, son de marca y de mejores tejidos. Quería que Felix llevara su ropa de modo informal y despreocupado, y que a Oliver se viera muy rígido con la suya». Para Sophie esta fundamental que el vestuario de Felix debía transmitir la cotidianeidad de su uso y la de Oliver tener un aspecto almidonado, como recién estrenado, que él se viera como si estuviera empaquetado, es decir, que se percibiera claramente que acaba de ir a la tienda, comprar o alquilar su ropa y quería transmitir que se siente un poco incómodo con ella.

A SINGLE MAN

“ME LLEVA TIEMPO EN LA MAÑANA CONVERTIRME EN GEORGE…”

Esta película es un deleite visual de principio a fin.  No solo por su impecable dirección de arte, fotografía o casting, sino además, por su detallado trabajo de vestuario.  Misión que tuvo a cargo Arianne Phillips, diseñadora que asumió el reto de trabajar para la ópera prima de Tom Ford, uno de los creativos más importantes en el mundo de la moda durante los últimos veinte años, pues fue él quien no solo sacó a la firma italiana Gucci de la ruina; tiempo después, fue el texano elegante que nunca se doblegó ante los embates de Yves Saint Laurent, cuando éste le cuestionaba sus diseños como Director Creativo al frente icónica firma francesa, en la que también dejó su impronta.  Tom Ford, se ha perfilado como un adelantado, un diseñador que ha sabido construir su nombre aportándole lo mejor de sí a la industria de la moda, pero también apartándose de ella para reinventarse.

Precisamente, es lo que ocurrió con A Single Man, un proyecto en el que decidió embarcarse para complacerse contando una historia que le proporcionó la opción de trabajar la imagen desde la narrativa audiovisual, y materializar un guión con el que de cierta manera se sentía identificado.

Ford convocó entonces a Phillips, quien venía precedida por su labor como estilista en varios de los tours de Madonna, además de su trayectoria como diseñadora de vestuario para cine, películas como The People Vs Larry Flynt o Walk the Line, daban cuenta de ello.  Arianne Phillips confesó que al principio se sintió atónita con la invitación de Tom Ford, pero de igual forma, estuvo encantada con la idea, pues la historia era lo suficientemente profunda y emotiva.

¿Cómo fue la dinámica de trabajo, de una diseñadora de las características y experiencia de Phillips,  bajo el mando de Tom Ford?; es la pregunta que muchos nos hicimos.  Y la respuesta termina siendo tan gratificante como el resultado que vimos en pantalla.  Para Phillips el proceso fue en parte similar al que hubiese desarrollado con otro director, excepto por el hecho de que Ford tenía muy claro el tema del tipo de telas y siluetas que quería para la ropa de sus personajes.  Para él, el vestuario debería poseer un sello de glamour bastante alto y en eso se trabajó de principio a fin.  De igual forma, el hecho de que la producción estuviese costeada por Tom Ford fue importante pues, los proveedores y los talleres que habitualmente trabajan con él, estuvieron al servicio del desarrollo de las prendas, tal y como ocurrió con el vestuario de George (Colin Firth), el protagonista.  Para todos sus trajes se trabajó con un taller en Italia, donde Phillips encontró desde las siluetas vintage apropiadas, hasta los cuellos y los botones exactos, que el estilismo del personaje demandaba.

Para quienes gozan con la moda y disfrutan las historias bien contadas, esta es una invitación para ver una película que reúne de manera impecable ambas condiciones.  Especialmente, si les atrae el vestuario de la década del sesenta; pues este film no escatima detalles en la caracterización de todos sus personajes y extras, una lección estilística materializada por Arianne Phillips, pero concebida y firmada por Tom Ford.

 

STOKER

“USO EL CINTURÓN DE MI PADRE, ALREDEDOR DE LA BLUSA DE MI MADRE…”

El nombre de esta película encierra una idea lo suficientemente sugestiva para mí, ya que amo las historias que poseen un halo vampírico y esta, es un homenaje a Bram Stoker, autor de la clásica historia de Drácula. Quienes no la han visto, no deben confundirse, pues si bien el título hace alusión a estos seres de la noche, ésta no es una historia de vampiros, pero sí es un film que retrata a una serie de personajes excéntricos, cuya naturaleza está por fuera de la norma.
En este Movie Clip, veremos algunas escenas en las que desde diferentes circunstancias, el vestuario se entiende como un indicador de las características emocionales de los personajes y como piezas vitales en la trama.
Para India (Mia Wasikowska) su protagonista, existen varias prendas que revelan umbrales y símbolos claves en su vida. Los zapatos, por ejemplo, representan su tránsito por la niñez, adolescencia y mayoría de edad. ¿Cuáles zapatos pueden regalársele a una chica que cumple 18 años?…Pues Charlie (Matthew Goode) su tío, decide que son unos Louboutin de piel de cocodrilo. India, recibe el regalo, asume su mayoría de edad y cambia su cardigan verde de Marni por la blusa de seda de su madre y la correa que perteneció a su padre. Ella deja de ser una niña y reconoce a la mujer que la habita.

Atonement

“QUERIDA CECILIA, EN MIS SUEÑOS BESO TU…”

Para los que me conocen no es un secreto que Atonement es una de mis películas favoritas.   Su narrativa, la fortaleza actoral, la dirección de arte, la adaptación del guión y su impecable vestuario, a cargo de la gran Jacqueline Durran, se ganaron un lugar en mi corazón.

En este Movie Clip, nos centramos en dos secuencias del film, en las que el vestuario se convierte en un recurso fundamental para dar a entender sensaciones y actitudes de los personajes.

La primera secuencia nos muestra a los dos protagonistas, mientras cada uno, por separado y a su manera, se prepara para asistir a una cena donde se encontrarán. Ambos, elucubran ideas, fantasías, diálogos, y por supuesto, se acicalan y se visten para aquel momento.  Una escena que sin duda es un ritual, una apología al vestuario como gestualidad y literalidad.  Aquí, aparece por primera vez en la película, uno de los trajes más bellos en la historia del cine de los últimos años; el vestido verde esmeralda que luce Cecilia (Keira Knightley) durante esa noche.  Las joyas, diseñadas por la firma Chanel, resultan ser el complemento ideal para el atuendo, en este caso, un brazalete y un broche para el pelo, los dos de diamantes, que son además, el toque de altivez, que dan cuenta de la clase social a la que pertenece la protagonista.  Quien no elige su vestuario al azar, no en vano, la silueta del vestido y sus sutiles detalles de diseño, unidos a las virtudes de la seda, tela en la que se confeccionó el traje; le brindaron a esta mujer no solo belleza y feminidad, sino también, la sensualidad justa para impactar a su amado.  Tal y cómo ocurre en la segunda secuencia del Movie Clip, en la que vemos el encuentro de ambos y su particular declaración de amor.

LOCO Y ESTÚPIDO AMOR

“TE VOY A AYUDAR A REDESCUBRIR TU VIRILIDAD, ¿TIENES IDEA DE DÓNDE LA DEJASTE?”

Una comedia de situaciones, en la que se plantean diferentes interrogantes acerca del amor y su naturaleza.

En este film el vestuario se convierte en un interesante punto de quiebre para su protagonista, Cal Weaver (Steve Carell) un hombre desilusionado por la situación que atraviesa su matrimonio, y quien gracias a la ayuda de Jacob Palmer (Ryan Gosling) no solo transforma su guardarropa y su imagen, sino también, vuelve a reencontrarse con su masculinidad, que como él mismo lo dice, cree que perdió en 1984.

En este Movie Clip se plantean dos secuencias; la primera es un diagnóstico clave, en el que queda al descubierto la decadencia de Cal ante los ojos de Jacob.  La segunda es la reinvención de la imagen de Cal; aquí vemos cómo Jacob aplica, al mejor estilo de un galán contemporáneo que valora el buen diseño, tips de moda y de vestuario en función de potencializar y mejorar la apariencia del tradicional y aburrido Cal.  Bajo la particular pedagogía de Jacob, resulta interesante ver cómo le enseña a su pupilo algunos trucos básicos para vestirse: 16 piezas para reinventar su ropero, un NO rotundo a los New Balance y una oración en la que queda claro que los jeans no se compran en Gap.  Tres premisas que muchos refutaran, pero que en el imaginario de Jacob, son claves para el éxito de la imagen de un hombre actual.

Este es un Movie Clip para sonreír, para reír y para entender cómo el vestuario, finalmente, es un lenguaje que expresa de lo que somos, lo que pensamos y cómo nos sentimos.