LAURA LAURENS Y SUS “CONVERSACIONES DIFÍCILES” EN MODA

No dejen que el título de este capítulo los despiste, porque si de conversaciones con Laura Laurens se trata, hablar con ella es delicioso, entretenido y, sobre todo, revelador. Porque su mirada y sensibilidad de artista plástica se suman a su perspectiva de la moda, del territorio y las comunidades. Una visión que ha sabido contextualizar en su trabajo como diseñadora de moda, mientras transciende al día a día de las tendencias, para crear narrativas que nacen en lo local, pero impactan a nivel global.. Escucha en mi podcast: A Dress to Kill by Maria Teresa Mesa la conversación completa que dio origen a este artículo. 

Laura Laurens se formó como artista plástica, una sensibilidad que sin duda ha sido determinante en su abordaje del mundo de la moda, pues para ella su propuesta debía tener siempre una reflexión desde el territorio. Foto cortesía Laura Laurens.

Como ella misma lo cuenta, desde pequeña, mientras veía a su madre y a su abuela confeccionarle los tutús para sus trajes de ballet, se fascinaba al ver el particular proceso de trasladar una idea al papel y después al cuerpo, es decir, desde entonces, no solo estaba encantada con el ejercicio de aprender a coser, sino también con el proceso escultórico que implica diseñar y confeccionar prendas.  

Con esa habilidad llegó a la universidad; ella se hacia su propia ropa, prendas que para ese momento no eran tan comunes, pero tenían un sello diferenciador que lograba enganchar, así que la pregunta: “¿dónde compraste eso?” fue constante y, la respuesta: “yo lo hice, yo te lo vendo”, fue la mejor señal para entender que allí estaba pasando algo interesante. De esta manera Laura Laurens, la artista plástica se enfocó en el diseño de moda, primero con un espacio que reunía a varios creativos del vestuario llamado: La Casa de Greta (nombre en honor a su perrita Greta).  Sin embargo, tiempo después, aterrizó aún más su proyecto personal y surgió su firma homónima, una propuesta que, hoy en día, cumplió once años. 

Hoy, Laura Laurens, no solo continúa usando telas recicladas del conflicto armado colombiano, sino que su marca se destaca por el trabajo con diferentes comunidades y, sin duda, cada proyecto es un reto y, una nueva “conversación difícil” que se aborda; como su trabajo con las mujeres transgénero de la comunidad indígena Emberá Chamí del suroeste antioqueño, una conversación que Laura decidió “entablar” en 2018, antes de que el tema de identidad de género tomara protagonismo mediático.  Su trabajo con ellas no solo dio como resultado piezas statement elaboradas en la técnica del tejido con chaquiras, sino también un proyecto con enfoque comercial, sostenibilidad ambiental y sostenibilidad social, el cual se ha visibilizado internacionalmente en escenarios de moda como Milán, París, Londres, Washington y Ottawa, entre otros. Además, la historia de esta minoría quedó plasmada en un documental realizado por directora Claudia Fisher llamado Wërapara, Chicas Trans, el cual ha tenido varias menciones especiales en diferentes festivales en el mundo.

Este es el trailer del documental que captura la vida de seis chicas trans, las wërapara, como son llamadas en su lengua nativa, han tenido miedo de asumir su identidad y han luchado por defender su lugar en un entorno muchas veces hostil.

Otros de los muchos proyectos que Laura ha realizado son los talleres de costura con excombatientes de grupos armados colombianos o con supervivientes del conflicto en la década del sesenta en la localidad sudafricana de Sharpeville. En ambos casos el tejido y la moda fueron el medio para poner sobre la mesa la conversación en torno a la sustentabilidad, la reparación y la inclusión. “Lo que me interesa es crear esos colectivos transoceánicos, transdisciplinares, que se vuelven como una familia extendida, esto lo he llamado Millones de Maneras, que son todos estos proyectos sociales enfocados en hacer tejido”, explica Laura, quien de manera paralela, durante estos años ha continuado con el diseño de sus colecciones, propuestas llenas de movimiento, color y, por supuesto, experimentación; anudados que son flores, colores que responden a una narrativa y no necesariamente a una tendencia, siluetas que visten el cuerpo con sutileza y lúdica o estampados inspirados en aquellas historias que conoció en los territorios de primera mano; es decir, prendas que llegan al armario con un intertexto que no obedece a la temporalidad, pero sí a la universalidad.  

Escucha en mi podcast la conversación completa que dio origen a este artículo: