Verónica Franco, la directora creativa de Tigre de Salón, compartió con A Dress to Kill, las tres historias que inspiraron su nueva colección cápsula, llamada: Vegetal. Tres nuevas referencias elaboradas a mano, a partir de fibras vegetales; fique hilado y tejido de la Sierra Nevada de Santa Marta, este último teñido con plantas por indígenas Wiwa. Así mismo, canastas tejidas en sarga, técnica tradicional de los sombreros Wayuu, los cuales son elaborados con fibras de palma Mawisa provenientes de la serranía de la Makuira en la Guajira.
Los textos que a continuación leerán fueron escritos por Verónica, quien de manera dedicada, se tomó el tiempo para hacerle un homenaje a tres mujeres que han tocado su vida y se conectan con el espíritu de su marca. Aquí las tres historias que dieron origen a estos tres nuevos tigres.
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JULIA
Julia es belleza. Sí, belleza, con lo difícil que es definir esta palabra, amplia y subejtiva, así la sentí a ella. Julia es una mujer que no se define al instante, se hace de a poquitos a medida que la vas escuchando y observando.
Julia, es una mujer bellísima físicamente, pero es más bello aun su sentir y su alma llena de matices, como lo es esta magna palabra. La belleza de Julia es para mí la “cualidad de una persona, animal o cosa capaz de provocar en quien los contempla o los escucha un placer sensorial, intelectual y espiritual”.
Julia, desde que tiene memoria ha contemplado a todos los seres con gran admiración y respeto. Para ella, todos somos animales y todos debemos ser libres y respetados. Hoy en día la acompañan cuatro seres, sus perros: Lupe, Soledad, Pipo y Gera, su compañera. Cada uno de ellos ha llegado a su vida por diferentes circunstancias, tal como los maestros aparecen en nuestros caminos, sin avisar y dejando mucho aprendizaje.
Durante su vida siempre ha trabajado en proyectos de consumo consciente y responsable, donde el intercambio no es únicamente comercial, su objetivo es comunicar y compartir un pensamiento sobre la vida y contagiar a las personas a su alrededor para generar cambios positivos en cuanto al respeto por los animales y la naturaleza.
De Julia aprendí que la vida está en constante transformación, que empezar desde cero las veces que sea necesario esta perfecto y es fundamental, y que se requiere de mucha valentía para seguir lo que dicta el corazón, e ir en contra de todo lo establecido por ser fiel a un palpitar.
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ELVIRA
Sentí, con las historias de Elvira, una conexión especial desde el primer instante. Elvira es psicóloga de profesión y trabajó un tiempo con grupos armados en proceso de desmovilización. Estando inmersa en este mundo conoció de cerca a muchas personas involucradas en el conflicto colombiano, descubrió el lado sensible y humano inherente a cada ser, entendió que siempre hay ver el corazón de las personas y no juzgarlas. Entendió que todos somos iguales, que “somos los mismos, pero en situaciones de vida diferentes”. Elvira supo que todos tenemos nuestro lado de amor, que ningún ser está aislado de este poderoso sentimiento.
Cuando sentimos amor por alguien o algo, lo cuidamos como si fuera lo más sagrado, como un tesoro. Si amáramos a todo y a todos a nuestro alrededor nos cuidaríamos entre todos, generando una unión en la que podríamos encontrar el equilibrio y, el equilibrio no es algo estático, es la unión de muchas fuerzas en movimiento.
Después de varios años de trabajo como psicóloga Elvira empezó a trabajar en otra de sus pasiones: la cocina, especialmente, la panadería porque se enamoró del pan. Hoy Elvira es “La Maga” y cocina para generar bienestar y compartir su visión sobre la unión y el amor a todas las personas que visitan su panadería.
De Elvira aprendí sobre el amor, un amor en el que todos valemos lo mismo, que une en vez de separar y elogia el lado bueno en vez de criticar. De Elvira aprendí que la base de todo es el amor.
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MORÉ
Con Moré, Ana, existe una química especial desde hace varios años, practicábamos yoga juntas y desde ese momento sentimos afinidad la una por la otra. Moré siempre ha pintado lo que la rodea, desde pequeña lo hace porque le gusta estar sola, sin embargo, le tomó un largo tiempo descubrir que pintaba con gran talento y que podía vivir de hacerlo.
Hace varios años se aventuró en un viaje por Latinoamérica, una aventura que le cambió la vida. Durante este descubrió que podía vivir de lo que amaba hacer, decidió aceptarse tal cual como era y por primera vez, se sintió a gusto consigo misma. Decidió cuidarse por encima de cualquier cosa, se conectó con su esencia, encanto, pura energía y talento. Ana supo que lo que es la tierra es lo que ella misma es.
Hoy en día Ana es una mujer que escucha su corazón y lo trasmite en su pintura. Moré vive de sus ilustraciones, además deja una hermosa marca en los demás cuando los tatúa.
De Moré aprendí que primero hay que cuidarse para poder cuidar a los demás. Aprendí que debemos sentirnos a gusto con nosotros para vivir en armonía y equilibrio y así poder crear todo lo que nos imaginamos. Vivir en sintonía con nosotros y con la tierra.
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Sugiero:
Al final, confirmé que mi visión de la vida, mi “vibra” y la de Tigre de Salón, se nutren de encuentros con corazones sorprendentes. En este viaje con Julia, Moré y Elvira aprendí que sólo podemos renacer cuando somos conscientes de nuestro entorno, que es válido comenzar de nuevo sin olvidar que debemos escuchar para amar y amar para lograr una conexión esencial con los demás, con los animales, la naturaleza y la tierra. Sólo así habrá equilibrio.
Verónica Franco, directora creativa de Tigre de Salón.
CRÉDITOS:
Fotografía: Luis Cano
@luisbcano_comercial