Desde hace un poco más de dos años, la diseñadora Pia Castro decidió mudarse de Bogotá al Putumayo. No fue una decisión intempestiva, por el contrario, quizás fue el resultado de un acercamiento que venía haciendo desde un tiempo atrás, precisamente, sus estudios en plantas medicinales, su interés por la gestión cultural, el desarrollo humano, la sostenibilidad y la economía circular, la llevaron a conocer diferentes comunidades y territorios, entre ellos, el Putumayo; un lugar con el que sintió una enorme afinidad y conexión. Tanto así, que la vida conspiró y surgió un proyecto para trabajar allí y, sin pensarlo mucho, decidió cambiar el ritmo acelerado de la ciudad por un lugar donde se encuentran los Andes con la Amazonía. Escucha en mi podcast A Dress to Kill by Maria Teresa Mesa, la conversación completa que dio origen a este artículo.
Durante este tiempo, Pia ha trabajado en varios proyectos con las mujeres de las comunidades indígenas de Putumayo, un acercamiento que le ha permitido, además, liderar Floras del Sur, una iniciativa independiente enfocada en la circularidad emocional y, cuyo propósito es expandir los diálogos con la naturaleza y promover la soberanía de las mujeres. La circularidad emocional es un modelo inspirado en la economía circular, pero su enfoque se centra en la sostenibilidad emocional. Son círculos de mujeres que tienen el propósito de expandir los diálogos con la naturaleza y la soberanía de las mujeres; allí se intercambian saberes y emociones que luego se materializan en piezas artísticas, experiencias culturales o piezas artesanales como sayos (una espacie de ruana o poncho) o tsombiachs (una faja o cinturón) ambos personalizados; prendas tradicionales Kämentsá, que albergan un enorme significado y que hacen parte de un gran legado ancestral, cuya idea es enaltecerlos y que perduren entre las nuevas generaciones, entendiendo el valor cultural, simbólico, emocional y artesanal que poseen. “Cada vez que vestimos una prenda tejida por las mujeres Kämentsá, recibimos un abrazo que abriga el cuerpo y el espíritu”. Dice una de las frases que tejen la esencia de Floras del Sur y, que da cuenta del Abrazo de las Sabías que se recibe al entrar en contacto con lo que representan sus tradiciones. Así nació El Abrazo de las Sabías otro proyecto que transciende a las vivencias Kämentsá y que va más allá con necesidades concretas de patronaje, uso del color, innovación, pero además, trabajar con temas como la siembra y las plantas medicinales, que de una u otra forma, también implica tejido en todo el sentido, tejido inmaterial o tangible.
En medio de esta historia está Carmela Agreda, ella es una de las tejedoras Kämentsá, una mujer que aún habla la lengua materna y que representa el espíritu generoso y sabio de las mujeres de su comunidad. Ella ha sido una pieza clave en la historia de Pia en el Putumayo, no solo por ser una especie de guía a través del territorio y la cultura Kämentsá, sino además, por hacer parte activa de Floras del Sur y El Abrazo de las Sabías. Ella es una de las artesanas que plasma en los tejidos los distintos símbolos y gamas de colores con los que están intencionados los sayos o los tsombiachs personalizados.
Así es el proceso de elaboración de un sayo de Floras del Sur
Pia dice que ella es una intermediaria, alguien que conecta este universo con quienes estén interesados en conocer y sensibilizarse con lo que significa el legado del Putumayo. Yo, personalmente, la veo como un ser de enorme sensibilidad, que ha sabido dialogar las mujeres Inga y Kämentsá, siempre abierta a recibir conocimientos, además, de compartir el suyo. Sin duda, a Pia la definen sus enormes ganas de investigar, sus preguntas constantes y la búsqueda de respuestas en lo esencial, en aquello que nos rodea y siempre ha estado allí, en los saberes ancestrales y en la inmensidad de la naturaleza.
Escucha en mi podcast A Dress to Kill by Maria Teresa Mesa la conversación completa que dio origen a este artículo y sigue el proyecto de Floras del Sur en @florasdelsur en Instagram