Cuando pisé el segundo piso de Alambique, un nuevo lugar en la ciudad, me encontré con una pared llena de ilustraciones en pequeño formato. Fue preciso acercarme lo suficiente para descubrir una serie de dibujos protagonizados por mujeres, cuyas expresiones y detalles en sus looks atrapaban al unísono a quien se paraba frente a ellas. Con calma observé y disfruté de aquellos retratos, elaborados en pequeños cuadros de 10 x 10 centímetros, que suman cincuenta imágenes de diversas mujeres, traídas desde otras latitudes y épocas hasta la pared en la que ahora se exhiben. Embelesada entre las líneas, los colores, las prendas, los ornamentos y el carácter de cada una de aquellas damiselas, no pude dejar de entrever, al mismo tiempo, la sensibilidad de quien las plasmó. Después de todo, es en el sutil y poderoso ejercicio de expresarse con una voz propia, cuando la obra refleja los rasgos de su creador, que ésta se conecta con el espectador. Donna es el nombre de esta serie de retratos en el que se lee con una clara y alargada caligrafía el nombre de su ilustradora: Fernanda Maya.
Esa semana me di a la tarea de hablar con ella, pues además de indagar por la historia detrás de la serie que engalanaba aquella pared, siempre me resulta bastante grato toparme con nuevos talentos, y aquí había uno. No fue una sorpresa, entonces, saber que Fernanda estudia Diseño Visual y dibuja desde que tiene memoria.
Donna, su trabajo expuesto en Alambique, reúne dos de sus intereses: las series y los pequeños formatos. Las mujeres que están allí, llegan hasta nosotros como testimonio de la feminidad vista a través de diferentes épocas y culturas, una apología a los distintos tipos de belleza, una condición que Fernanda considera que no debe encasillarse. De ahí, que en esta serie convivan mujeres de tribus africanas con cortesanas europeas del siglo XVIII y flappers de la década del veinte. Damas ataviadas con vestuarios que hablan de sus entornos y maneras de ser. Pero además, gracias a los accesorios, los peinados, los detalles de las telas y el diseño de sus prendas, nos asomamos con delicadeza a las historias de cada una de ellas.
En este trabajo, la moda y el vestuario tienen un componente testimonial pensado para el disfrute; pues en cada dibujo encontramos una mujer con un nuevo estilo y un modo de vida peculiar. Esta serie es una especie de recuento, en el que cada viñeta nos abre la puerta a un momento de moda protagonizado por féminas que fueron creadas sobre durex, dibujadas con lápiz y pintadas con acuarelas.
Para Fernanda la moda surge de manera espontánea en sus ilustraciones, en ellas manifiesta sus influencias cotidianas, artísticas y un factor, a mi parecer, vital y especial: procurar que el dibujo tenga expresión y un poco del alma de quien lo ha hecho. Quizás, por estas últimas cualidades, las cincuenta mujeres que componen a Donna, comparten con su creadora un halo de sencillez, delicadeza e introspección.
Para quienes aún no conocen los bonitos dibujos de Fernanda los invito a darles un vistazo, razones hay muchas: por auténticos, porque tienen un alto componente de moda y vestuario, porque son un ejercicio bastante cuidado, porque están llenos de detalles y porque tal vez a ustedes, como a mí, estos dibujos les traigan gratos recuerdos; una especie de flashback a aquellos tiempos en los que coleccionábamos láminas ilustradas que nos acercaban a mundos y personajes lejanos…
“Cosas bonitas para ustedes, gente linda”, es literalmente, el nombre que Fernanda le dio al álbum en Facebook en el que reposan las mujeres que hacen parte de Donna. Y francamente, me pareció la mejor forma de titular este artículo, pues en él se refleja, tal cual, el espíritu y la intención de sus dibujos.