Anoche se realizó en Bogotá la XVIII edición de los premios Lápiz de Acero, en esta oportunidad las categorías del premio incluyeron seis áreas principales; producto, vestuario, digital, gráfica, espacio y concepto. Estas agruparon diferentes exponentes o campos de acción del diseño como: mobiliario, empaques, producto artesanal, moda, joyería, sitios web, aplicaciones, juegos de video, animación.
Así mismo, fueron postulados proyectos del campo: editorial, tipografía, etiquetas, identidad visual, diseño arquitectónico, espacios interiores, espacios públicos y arquitectura efímera, entre otros.
Hoy en A Dress to Kill resaltamos los trabajos ganadores del área de vestuario:
ALTIPLANO
“En nuestro país, comúnmente, la gente evita pensar sobre su pasado; suele embargarlos una especie de incapacidad para potencializar, respetar y sentir añoranza por estos temas”, me decía Miguel Mesa Posada cuando conversamos acerca de esta colección, una narración personal en la que el diseñador se aproxima a la historia amerindia y retoma la cotidianidad de culturas como la muisca para traducirlas en trajes que responden a su pregunta acerca del vestir. Concretamente, en Altiplano, Miguel se plantea una serie de siete looks, cuyo hilo conductor es la idea hipotética del vestuario actual de las comunidades prehispánicas en América. Para este trabajo referentes ancestrales como la cerámica, los techos, la cestería y la guadua; resultaron fundamentales para brindarle al diseñador ideas claras para la formalización de su propuesta, en la cual se destaca el uso y la experimentación que Miguel realizó con una lona textil fabricada para la producción industrial de llantas, insumo que está presente en toda la colección.
PLEATS
La idea de los pliegues es retomada por la joyera española radicada en Colombia Inés Sainz. Esta serie de joyas fueron elaboradas para la colección que la diseñadora Kika Vargas presentó durante Colombiamoda 2014. En Pleats el interés por la manipulación de las formas es evidente, no en vano, el mismo nombre de la colección evoca la técnica del plisado, explorada ampliamente en el campo textil. Esta vez Inés Sainz asume de manera artesanal la generación de efectos en piezas como broches, brazaletes y anillos, esculpidos en cera y que tras un proceso de fundición se convierten en latón bañado en oro.
En hora buena a Miguel e Inés por sus premios, ahora el compromiso es mayor con respecto a sus futuros proyectos. Así mismo, cabe resaltar la pertinencia de los premios Lápiz de Acero con respecto a la visibilización del talento y el incentivo por la cualificación de los trabajos que se postulan y son reconocidos. Un excelente medidor para el panorama de las áreas que son incluidas en la competencia.