A propósito de sus conciertos en Colombia y la emoción colectiva que generó su más reciente espectáculo, A Dress to Kill le dedica este texto a La Reina del Pop y su show. Acompañado de algunas imágenes del concierto cortesía de Cultura Click
Creo que la primera canción que escuché de Madonna en mi vida fue Borderline; es más, no solo la escuché sino que además vi su video. La letra y la melodía resultaban contagiosas y, visualmente, muchas de sus imágenes eran inolvidables: las mallas, los guantes, las correas, los crucifijos, aquel corte rebelde; y claro, esa forma de bailar. Información más que suficiente para querer recordar el nombre de aquella cantante, que apenas empezaba a construir una carrera que se tornaría determinante para la cultura pop.
Durante su ascenso, Madonna nos ha demostrado que lo suyo es un asunto que va más allá del canto; su virtud radica en la enorme habilidad para potenciar su imagen a través de innumerables propuestas estéticas y en identificar y cazar los talentos que la rodean, así como las temáticas que desea poner en perspectiva. Estos tres elementos hacen, sin duda, que las posturas de esta mujer sean claras y sobre todo, vanguardistas en el cambiante, y muchas veces confuso, mundo del espectáculo.
Refrescar, agitar, polemizar, visibilizar, incitar, desmitificar, renovar, provocar, transgredir, erotizar o cuestionar son algunos de los verbos que se conjugan a la perfección en su propuesta. Ella los usa bajo sus propios términos y crea además los escenarios ideales para expresarse, redimirse, generar identificación y, por supuesto, facturar.
Yo diría que Madonna es una mujer que tiene como motor principal la confianza en sí misma y la gran virtud de saber comunicar aquello que está latente en el medio y que espera para hacerse visible de forma glamurosa y comercial a través de canciones, actos, reinvenciones, vestuarios, iconografías, fotografías, videos y múltiples golpes de opinión.
Insisto, ella ha alimentado y alimenta con su sello y toque particular la cultura pop desde la década del 80 y ha marcado, como ninguna otra, un hito en cuanto a su imagen y aprehensión de la moda y el vestuario.
Presenciar uno de sus shows es mucho más que asistir a una pasarela firmada por los mejores diseñadores del mundo, pues en ellos flota la más diversa información que produce día a día esto que llamamos planeta Tierra; algo que ella se ha dedicado a reunir y reinterpretar por treinta años, lo que deja claro que sus presentaciones no son meras retrospectivas. Al contrario, se trata de ver sobre el escenario la evolución de una artista que cualifica su espectáculo más allá de sus grandes éxitos; rodeada además, de un equipo de gran talento, lo que convierte dichos espectáculos en verdaderas antologías de momentos memorables en los que predominan la expresión y el buen gusto.
Créditos:
Cultura Click https://www.culturaclick.com/
Fotógrafo: Strobo (David Gómez)