Mientras reflexiono sobre Colombiamoda 2017, no puedo dejar de pensar en aquella famosa frase de Andy Warhol: “En el futuro, todo el mundo será famoso durante quince minutos”. Es innegable, cada nueva edición de la Feria trae un escenario que no solo les brinda la posibilidad de visibilizarse a las marcas, los diseñadores y los expositores, en general; pues, a la par, se convierte en el mejor de los pretextos para que los asistentes, sin importar o no su filiación con el evento, hagan todo un despliegue mediático y a veces, incluso, performático, alrededor de su presencia en Colombiamoda. En su máxima expresión las redes sociales, ya sean personales o institucionales, se suman a los medios tradicionales para derivar en una suerte de cubrimiento a miles de cámaras, cuyo resultado es tan diverso como la fauna que recorre Plaza Mayor durante los tres días de este importante evento.
Lo cierto, es que ese despliegue les ofrece a muchos la opción de ser el centro de atención, quince minutos de fama, que pueden ser tan efímeros como consistentes en el tiempo. Cada quien le apuesta a una estrategia para destacarse de acuerdo con su historia y las expectativas o imaginarios de visibilización pública, y queda entonces, por cuenta de la audiencia un complejo ejercicio de inferencia en el que se mezclan toda clase de apreciaciones, que en la mayoría de las ocasiones nos distancian de los análisis o conclusiones que, medianamente, permitirían poner en perspectiva ciertas dinámicas del evento así como sopesar la solidez de las propuestas, aspectos que a veces parecen invisibilizarse en medio de la particular hilaridad que cada vez parece crecer más.
En el caso puntual de las pasarelas oficiales, el Non Stop, el Cubo y el Summer Party, vale la pena revisar cómo son aprovechados o subestimados estos espacios y, más aún, si tomamos en cuenta el gran volumen de registros que surgen desde allí.
Empecemos por la parrilla oficial de pasarelas, el espacio de mayor atención en términos de desfiles. Allí hubo puestas en escena que resultaron impecables y evidenciaron el juicioso trabajo de conceptualización en torno a ellas, como lo realizado por Atelier Crump y Mulierr. Pasarelas limpias en su factura y cuyos conceptos de marca se materializaron en desfiles equilibrados, que le presentaron al público dos firmas apoyadas en la fortaleza de sus discursos. Atelier Crump optó por la contundencia del tapete negro y la música clásica, para darle paso a un trabajo de sastrería que enaltece este oficio y reivindica al traje de inspiración masculina en el guardarropa femenino, sumado a un trabajo de estampación y exploración de texturas que le proporciona un aspecto diferenciado, todo un gran potencial por explorar. Por su parte, Mulierr llegó a esta edición de Colombiamoda con paso firme, y demostró que como propuesta de vestuario lo tiene todo para convertirse en una marca que, además de la evidente riqueza artesanal, posee un lenguaje actual capaz de contar historias globales. Dos ejemplos claros de pasarelas que le apostaron a sus filosofías de marcas para desarrollar puestas en escena enfocadas en generar una recordación alrededor de su hacer y sus propuestas. Quince minutos de fama, cuyo eco pone en el panorama de la moda nacional a Diana Crump, directora creativa de Atelier Crump y, Lorena Tarazona y Paula Cuevas, en el caso de Mulierr.
En cuanto a las pasarelas comerciales nos encontramos con ejemplos bastante acertados como Arkitec, que de la mano de Maria Luisa Ortiz y Diego Guarnizo realizaron una colección que leyó y entendió a su público objetivo, al crear prendas pensadas para un país de regiones y una consumidora que busca practicidad, pero que, al mismo tiempo, está cada vez más informada en términos de moda. Justamente, el recurso de igualar la parte artesanal con el riesgo estilístico, convierte a esta colección colaborativa en una de las mejores que Arkitec haya presentado en los últimos años. Su puesta en escena, en el marco de la Pasarela M, respondió al formato de cantante y modelos, que fue muy bien logrado; sin embargo, en mi opinión sobraban los testimonios de mujeres que han vivido o viven la enfermedad del cáncer de mama, pues la marca Modo Rosa ya es tan fuerte y su causa es tan contundente y bella, que tal énfasis estropea el componente emocional que la pasarela ya tenía.
En la misma línea del formato de cantante y modelos sobre la pasarela, nos encontramos con Joy Staz, una puesta en escena que alcanzó un impacto mediático bastante alto a partir del efecto James, como lo definió un buen amigo. Particularmente, me hubiera gustado ver más de la marca y menos efectismo; no olvidemos que Joy Staz tiene un nicho conquistado y mueve la registradora con cifras que muchos quisieran tener. Sin embargo, más allá de un show musical, modelos que bailaban en algunos tramos de la pasarela o Juan Pablo Llano abriendo los brazos al público cual estrella de rock en medio de un concierto, no pude apreciar cuál era realmente la propuesta de la marca. ¿Denim intervenido?, ¿prendas concebidas para el show o que realmente harán parte de la colección que se presentará al público?, ¿la visión local de lo urbano feat el show de Victoria Secret?… hoy, todavía no sabría responder. Así mismo, y no menos importante, fue el efecto James, que llegó por cuenta de Daniela Ospina, la nueva imagen de Joy Staz y quien justamente ese día anunció su divorcio de la nueva estrella del Bayern Munich, una salida mediática para ella y aparentemente para la marca, que arrastra ese boom. Otra vez, los quince minutos de fama que tienen como punto focal una cantante, unas modelos bailando, una divorciada millonaria y un actor muy popular. Insisto, me hubiera gustado ver menos efectismo y más de la marca, porque de acuerdo con su acogida, tiene la fuerza para aprovechar ese espacio que muchos quisieran y, de paso, capitalizar en función de su producto ese cuarto de hora dorado, que hoy rueda por las redes sociales como otra parte más del efecto James.
En torno al Non Stop, hay que felicitar a Inexmoda por la buena selección de las propuestas que allí se vieron y reiterarle a la organización la importancia que tiene la visibilización de las nuevas marcas. En esta oportunidad vimos varias categorías de vestuario, todas diferenciadas y bastante claras en sus conceptos. La puesta en escena fue sobria y por fortuna, el patrocinador no resultó invasivo.
El Cubo, por su parte, es una verdadera cápsula de jóvenes talentos, no en vano Papel de Punto, Isabel Caviedes o Andrea Landa han pasado por allí. En esta oportunidad, este espacio tuvo más inversión logística en su montaje: una pasarela más larga y acomodación para los asistentes. De igual forma, todas las pasarelas contaron con su registro fotográfico oficial por parte del organizador, lo que se traduce en más protagonismo para los diseñadores del Cubo. Aunque no el suficiente, pues recordemos que la organización lo describe como uno de los escalones que recorren los creativos dentro del circuito de La Feria antes de integrar las pasarelas de la parrilla oficial.
Tanto para los participantes del Non Stop como para los que hicieron parte del Cubo, sus quince minutos de fama en Colombiamoda son, evidentemente, la materialización de un esfuerzo grande en medio de la construcción de sus proyectos; y, precisamente, el despliegue en redes y medios da cuenta de esto. Sobra decir que quienes trabajen juiciosos y de manera constante, seguramente se ganarán un sitio en otros espacios de este y otros eventos.
Finalmente, el Summer Party, un nuevo lugar destinado para la exhibición del talento y la fortaleza colombiana en el universo del beachwear, contó con variadas marcas que pudieron dar a conocer en stands y pasarelas lo mejor de sus propuestas. Quince minutos de fama que debían alternarse con un cubrimiento enfocado en el mundo del espectáculo y la farándula, pues el canal patrocinador del espacio extendió hasta La Feria su orientación temática cotidiana. Si bien está claro que los medios enfocan su línea editorial como lo consideren, me cuestiona que sea justamente un patrocinador, léase como una entidad que pone dinero para que el espacio sea posible, el emisor y a la vez editor de un mensaje de farándula y moda, dos temáticas que hay que abordar con pinzas, y que en retrospectiva representan una contradicción latente, si pensamos que los organizadores del evento trabajan decididamente por depurar e incluso hacer pedagogía en el cubrimiento que los medios hacen de Colombiamoda, Colombiatex o BCapital.
En síntesis, la diversidad mediática y sus múltiples miradas en torno a La Feria pusieron durante una semana a la industria de la moda colombiana en el ojo público; lo reitero, una semana en la que se habló de lo divino y lo humano, de acuerdo con el enfoque de cada canal, por masivo o unipersonal que este fuera y su particular visión de esos quince minutos de fama, el eje de esta reflexión. Cabe entonces, preguntarse: ¿después del bullicio y la efervescencia qué quedará?. Desde mi perspectiva idealista, lo que tiene consistencia y concepto. Aunque no podemos olvidar que hoy nos movemos bajo la lógica de la sociedad del espectáculo, aquella que valida la existencia de los sujetos porque aparecen en los medios, de ahí que no pueda eludir otra frase de Warhol que viene de maravilla en estos tiempos y que si es revisada con calma, es un arma de doble filo si la circunscribimos a lo que año tras año presenciamos en Colombiamoda: “No prestes atención a lo que escriben de ti, solo mídelo en centímetros”.
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Fotografía: Sebastián Mesa
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